1. Existen factores socio – culturales que aplican , mantienen y justifican la desigualdad entre el hombre y la mujer: masculinización de los espacios públicos, utilización de una lengua sexista, falta de concienciación de los problemas que suscita en la mujer la imposición de roles por la sociedad y de la forzada distribución de su tiempo, factores que no pueden combatirse eficientemente sin el interés, la implicación y el compromiso de la propia sociedad.
2. Esta violencia se puede dar en todos los grupos sociales y en todos los niveles socioeconómicos y culturales.
3. El agresor ejerce la violencia para someterse a la mujer y perpetuar así la relación de dominio y control.
4. Los actos violentos se repiten y aumentan mientras continúe la relación. Esto es lo que se denomina EL CICLO DE LA VIOLENCIA, que consta de tres fases y que una vez instalado en una relación de pareja es muy difícil frenarlo, teniendo a repetirse con más frecuencia.
a. ACUMULACION DE TENSION: Es el resultado de la acumulación de conflictos en la pareja. Se detecta al observar cambios imprevistos y repentinos en el estado de ánimo del agresor. El hombre maltratador empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier comportamiento de la mujer despierta en él una reacción de enfado. La mujer sorprendida intenta hablar con él para solucionar el problema, ver la causa, pero esto solo provoca más enfados en el hombre que la ve como excesivamente dependiente y empalagosa. La mujer, para no molestarle, comienza entonces a no hacer nada, intenta no expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá “bronca”, también intenta hacer las menores cosas posibles, entra en una fase de inmovilidad, pero esto tampoco salva a la mujer, ya que el hombre la acusará de ser casi un “mueble” que no hace nada, que es una persona anodina y aburrida.
Si la mujer se queja él lo niega todo y vuelca la culpabilidad en ella, y esa desigualdad que el hombre ha ido construyendo a lo largo de la relación es utilizada para callar a la mujer. La intenta convencer de que él tiene razón y no ella, que su percepción de la realidad es equivocada, y como ya hemos dicho, la desigualdad creada permite al hombre este comportamiento.
Ella acaba dudando de su propia experiencia y se considera culpable de lo que pasa. Esto va a reforzar todavía más el comportamiento del hombre.
Él se distancia emocionalmente, la mujer se asusta pensando que lo va a perder y que si esto ocurre será culpa de ella puesto que no ha sabido conservar su amor.
b. EXPLOSION DE LA VIOLENCIA: Es el resultado de la tensión acumulada. Descarga de la tensión en la fase anterior. Esta descarga puede adoptar distintas formas y grados de intensidad. Como su nombre indica, el hombre acaba explotando, pierde el control y castiga muy duramente a su pareja, verbal o físicamente.
La insulta, la golpea, rompe cosas, amenaza con matar a los hijos y a ella, la interrumpe el sueño, la viola...
La mujer, que sólo intentaba salvar la relación, se ve ahora impotente y débil, la desigual balanza que se ha establecido a lo largo de los años la paraliza.
No toma represalias, todo el poder está en él, eso lo ha aprendido muy bien y la mujer entra en una “indefensión aprendida” que le impide reaccionar.
c. LUNA DE MIEL: Es la fase de manipulación afectiva. Disminuye la tensión. El Agresor puede pedir perdón y prometer no volver a llevar a cabo acciones violentas. Reconoce su culpa y resurge la relación. Sin embargo, esta etapa dará paso a una nueva fase de tensión. El agresor se siente muy arrepentido de su conducta (por lo menos las primeras veces), pide perdón, promete cambiar. Y realmente cambia, durante esta fase se convierte en el hombre más “encantador” del mundo, la lleva el desayuno a la cama, la cura las heridas, incluso se hace cargo de las tareas domésticas, le cede todo el poder a ella.
La mujer en esta situación se siente en éxtasis, tiene el poder y a su hombre detrás responsbilizándose y amándola. Él deja de ponerla tantas restricciones, se relaja un poco y la permite las salidas. Si bebía deja de beber, incluso puede ir a terapia.
La mujer al ver estos cambios piensa que si ha podido dejar la bebida puede dejar de pegarla y piensa de verdad que no volverá a ocurrir, ya que equivocadamente ella relaciona (en un porcentaje muy alto) el maltrato con la ingestión de alcohol, sin pararse a pensar que cuando bebe él no maltrata a todo el mundo, sino sólo a ella.
5. A medida que pasa el tiempo, aparecen nuevas formas de violencia que consolidan el domino impuesto por el agresor.
6. En los malos tratos no existe amor, sino posesión, control y dominio. El agresor alterna conductas abusivas y violentas con manifestaciones de arrepentimientos y aparente amor.
7. La mujer víctima de la violencia de género siente miedo, vergüenza y experimenta un sentimiento de culpa por creer que ha sido ella la causante de la acción violenta del agresor, de haber sido incapaz de detenerla, o de ser incapaz de salir de la misma.
8. La violencia se manifiesta de diversas manera, la física es la más visible y evidente, pero también existen:
a. Psíquicos: Son todas aquellas conductas que producen desvalorización y sufrimiento en la mujer. Son las amenazas, las humillaciones, exigencias de obediencia, intentar convencer a la víctima de que ella es culpable de cualquier problema. Son también los insultos, el control de las salidas de casa, humillaciones en público, descalificar siempre a la mujer, retener el dinero, destrucción de bienes de la mujer, maltrato físico de mascotas, aislamiento...
b. Sexuales: Siempre que se imponga a la mujer una relación sexual contra su voluntad, ya sea completa o incompleta.
c. Sociales: El maltratador va alejando, cada vez más, a la mujer de su familia y de sus amig@s llevándola a vivir lejos de ell@s, no permitiéndole que vaya a verl@s o que mantenga contacto con ell@s.
d. Económicos: La víctima no tiene acceso al dinero, porque el agresor se lo controla, incluso aunque ella sea independiente económicamente.
Evidentemente es difícil que se de un solo tipo de maltrato, generalmente nos encontramos con varios de ellos unidos, ya que siempre que hay malos tratos físicos hay malos tratos psicológicos (no es necesario explicar que una paliza por parte de su pareja siempre es humillante y menoscaba la integridad y autoestima de la mujer), en cuanto a los sexuales, obvia decir que a nadie le apetece irse a la cama con su torturador.
9. LA VIOLENCIA DE GENERO NO ES UN ASUNTO PRIVADO, ES UN DELITO.
10. Cuando el padre arremete a la madre en presencia de las hijas e hijos, aprenden modelos de relación y comportamientos violentos alejados de la normalidad social, perjudicando el libre desarrollo de su personalidad. Además es frecuente que también sufran agresiones.
11. El hecho de que la mujer no deje a su agresor desde un principio puede producirse por varios motivos, entre ellos:
a. Porque piensa que él cambiará.
b. Teme el sufrimiento emocional de sus hijas e hijos.
c. El estado psicológico en que se encuentra, pérdida de autoestima y miedo, le impide poder tomar una decisión.
d. Teme que su pareja le agreda mortalmente si se separa.
e. No tiene independencia económica.
12. Cuando una mujer solicita ayuda, generalmente la situación ya es muy seria y peligrosa.
13. En la mayoría de los caos, las agresiones son premeditadas, aprovechando las situaciones de mayor aislamiento o incomunicación de la víctima.
14. El alcohol y las drogas en ningún caso justifican las actitudes violentas.
15. El agresor no es un enfermo mental, es plenamente responsable de sus actos.
2. Esta violencia se puede dar en todos los grupos sociales y en todos los niveles socioeconómicos y culturales.
3. El agresor ejerce la violencia para someterse a la mujer y perpetuar así la relación de dominio y control.
4. Los actos violentos se repiten y aumentan mientras continúe la relación. Esto es lo que se denomina EL CICLO DE LA VIOLENCIA, que consta de tres fases y que una vez instalado en una relación de pareja es muy difícil frenarlo, teniendo a repetirse con más frecuencia.
a. ACUMULACION DE TENSION: Es el resultado de la acumulación de conflictos en la pareja. Se detecta al observar cambios imprevistos y repentinos en el estado de ánimo del agresor. El hombre maltratador empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier comportamiento de la mujer despierta en él una reacción de enfado. La mujer sorprendida intenta hablar con él para solucionar el problema, ver la causa, pero esto solo provoca más enfados en el hombre que la ve como excesivamente dependiente y empalagosa. La mujer, para no molestarle, comienza entonces a no hacer nada, intenta no expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá “bronca”, también intenta hacer las menores cosas posibles, entra en una fase de inmovilidad, pero esto tampoco salva a la mujer, ya que el hombre la acusará de ser casi un “mueble” que no hace nada, que es una persona anodina y aburrida.
Si la mujer se queja él lo niega todo y vuelca la culpabilidad en ella, y esa desigualdad que el hombre ha ido construyendo a lo largo de la relación es utilizada para callar a la mujer. La intenta convencer de que él tiene razón y no ella, que su percepción de la realidad es equivocada, y como ya hemos dicho, la desigualdad creada permite al hombre este comportamiento.
Ella acaba dudando de su propia experiencia y se considera culpable de lo que pasa. Esto va a reforzar todavía más el comportamiento del hombre.
Él se distancia emocionalmente, la mujer se asusta pensando que lo va a perder y que si esto ocurre será culpa de ella puesto que no ha sabido conservar su amor.
b. EXPLOSION DE LA VIOLENCIA: Es el resultado de la tensión acumulada. Descarga de la tensión en la fase anterior. Esta descarga puede adoptar distintas formas y grados de intensidad. Como su nombre indica, el hombre acaba explotando, pierde el control y castiga muy duramente a su pareja, verbal o físicamente.
La insulta, la golpea, rompe cosas, amenaza con matar a los hijos y a ella, la interrumpe el sueño, la viola...
La mujer, que sólo intentaba salvar la relación, se ve ahora impotente y débil, la desigual balanza que se ha establecido a lo largo de los años la paraliza.
No toma represalias, todo el poder está en él, eso lo ha aprendido muy bien y la mujer entra en una “indefensión aprendida” que le impide reaccionar.
c. LUNA DE MIEL: Es la fase de manipulación afectiva. Disminuye la tensión. El Agresor puede pedir perdón y prometer no volver a llevar a cabo acciones violentas. Reconoce su culpa y resurge la relación. Sin embargo, esta etapa dará paso a una nueva fase de tensión. El agresor se siente muy arrepentido de su conducta (por lo menos las primeras veces), pide perdón, promete cambiar. Y realmente cambia, durante esta fase se convierte en el hombre más “encantador” del mundo, la lleva el desayuno a la cama, la cura las heridas, incluso se hace cargo de las tareas domésticas, le cede todo el poder a ella.
La mujer en esta situación se siente en éxtasis, tiene el poder y a su hombre detrás responsbilizándose y amándola. Él deja de ponerla tantas restricciones, se relaja un poco y la permite las salidas. Si bebía deja de beber, incluso puede ir a terapia.
La mujer al ver estos cambios piensa que si ha podido dejar la bebida puede dejar de pegarla y piensa de verdad que no volverá a ocurrir, ya que equivocadamente ella relaciona (en un porcentaje muy alto) el maltrato con la ingestión de alcohol, sin pararse a pensar que cuando bebe él no maltrata a todo el mundo, sino sólo a ella.
5. A medida que pasa el tiempo, aparecen nuevas formas de violencia que consolidan el domino impuesto por el agresor.
6. En los malos tratos no existe amor, sino posesión, control y dominio. El agresor alterna conductas abusivas y violentas con manifestaciones de arrepentimientos y aparente amor.
7. La mujer víctima de la violencia de género siente miedo, vergüenza y experimenta un sentimiento de culpa por creer que ha sido ella la causante de la acción violenta del agresor, de haber sido incapaz de detenerla, o de ser incapaz de salir de la misma.
8. La violencia se manifiesta de diversas manera, la física es la más visible y evidente, pero también existen:
a. Psíquicos: Son todas aquellas conductas que producen desvalorización y sufrimiento en la mujer. Son las amenazas, las humillaciones, exigencias de obediencia, intentar convencer a la víctima de que ella es culpable de cualquier problema. Son también los insultos, el control de las salidas de casa, humillaciones en público, descalificar siempre a la mujer, retener el dinero, destrucción de bienes de la mujer, maltrato físico de mascotas, aislamiento...
b. Sexuales: Siempre que se imponga a la mujer una relación sexual contra su voluntad, ya sea completa o incompleta.
c. Sociales: El maltratador va alejando, cada vez más, a la mujer de su familia y de sus amig@s llevándola a vivir lejos de ell@s, no permitiéndole que vaya a verl@s o que mantenga contacto con ell@s.
d. Económicos: La víctima no tiene acceso al dinero, porque el agresor se lo controla, incluso aunque ella sea independiente económicamente.
Evidentemente es difícil que se de un solo tipo de maltrato, generalmente nos encontramos con varios de ellos unidos, ya que siempre que hay malos tratos físicos hay malos tratos psicológicos (no es necesario explicar que una paliza por parte de su pareja siempre es humillante y menoscaba la integridad y autoestima de la mujer), en cuanto a los sexuales, obvia decir que a nadie le apetece irse a la cama con su torturador.
9. LA VIOLENCIA DE GENERO NO ES UN ASUNTO PRIVADO, ES UN DELITO.
10. Cuando el padre arremete a la madre en presencia de las hijas e hijos, aprenden modelos de relación y comportamientos violentos alejados de la normalidad social, perjudicando el libre desarrollo de su personalidad. Además es frecuente que también sufran agresiones.
11. El hecho de que la mujer no deje a su agresor desde un principio puede producirse por varios motivos, entre ellos:
a. Porque piensa que él cambiará.
b. Teme el sufrimiento emocional de sus hijas e hijos.
c. El estado psicológico en que se encuentra, pérdida de autoestima y miedo, le impide poder tomar una decisión.
d. Teme que su pareja le agreda mortalmente si se separa.
e. No tiene independencia económica.
12. Cuando una mujer solicita ayuda, generalmente la situación ya es muy seria y peligrosa.
13. En la mayoría de los caos, las agresiones son premeditadas, aprovechando las situaciones de mayor aislamiento o incomunicación de la víctima.
14. El alcohol y las drogas en ningún caso justifican las actitudes violentas.
15. El agresor no es un enfermo mental, es plenamente responsable de sus actos.
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